Nueva directora en el Albergue Covadonga

La actual directora del Albergue Covadonga, Cristina Avella, afirma que su sucesora, Elena Suero, representa una “incorporación excepcional” para un recurso que, según su opinión, ha demostrado funcionar de manera más eficiente cuando caras nuevas se acercan con propuestas innovadoras. Suero, con una formación en administración de empresas y una extensa experiencia en proyectos corporativos, aspira a aportar un enfoque “gestional” a una entidad histórica que enfrenta una nueva etapa en diversos aspectos. Además de la salida de Avella, quien desempeñó el cargo desde 2016, se suma el proyecto en marcha para rediseñar un nuevo Albergue Covadonga que pueda adaptarse mejor a los cambiantes perfiles de las personas sin hogar y a las últimas pautas recomendadas desde Europa, que abogan por intervenciones más individualizadas y estancias prolongadas, facilitando así que la persona pueda recuperar un proyecto propio de vida y desvincularse de las instituciones. “Necesitamos ser más flexibles”, resume la nueva directora.

El cambio oficial se formalizará el 1 de enero, y hasta entonces, ambas responsables trabajan de la mano en el traspaso de poderes y la puesta al día de Suero. “Lo que todos me cuentan es que Cristina ha realizado un gran trabajo, captando proyectos muy importantes y financiación, y ha logrado hacer crecer el albergue”, agradece la nueva directora. La saliente, por otro lado, anticipa que no espera que Suero siga una línea continuista. “Este tipo de puestos suponen un esfuerzo y, quizás, un cierto desgaste. Es positivo que lleguen nuevas perspectivas, ya que las visiones innovadoras son muy necesarias. Seguro que surgirán proyectos nuevos que reemplazarán en parte a los antiguos”, señala. Suero especifica: “El perfil del sinhogarismo sigue cambiando y, aunque gracias a Cristina ahora tenemos algunos pisos, ese modelo debe seguir evolucionando”. Avella, por su parte, explica que por ahora tomará un tiempo de descanso, probablemente para ampliar su formación, y que no tiene un nuevo reto profesional inminente.

El Albergue Covadonga afronta un 2024 crucial en su evolución, con el compromiso municipal de estudiar cómo integrar el nuevo modelo asistencial que desean los técnicos con la propia estructura del edificio. Un informe determinará si lo ideal es remodelar el actual albergue o construir uno nuevo. Por ahora, desde el centro se estudia principalmente qué servicio quieren ofrecer. Y lo que ya está claro es que el modelo original del albergue no debe eliminarse. Ambas expertas explican que esto se debe a razones logísticas: es impracticable pretender eliminar de raíz la atención a personas sin hogar con pisos tutelados para todos los usuarios. Además, siempre habrá personas que, por su situación y preferencias, no quieran participar en un modelo de atención que cambie demasiado su rutina. En este sentido, recursos como el centro de baja exigencia del Albergue han demostrado ser útiles. “La gente viene a satisfacer sus necesidades básicas, a comer, ducharse y lavar la ropa, y luego se les ofrecen las intervenciones que deseen. Puede haber personas con problemas de adicción que quieran tratamiento y otras que no, pero al menos saben que tienen un lugar donde refugiarse”, expone Avella.

El nuevo plan, sin embargo, propone añadir a este modelo de albergue otro centrado en la atención individual, acompañando a cada usuario con intervenciones específicas para facilitar su acceso, si es posible, a un empleo y una vivienda. Para lograrlo, el centro deberá contar con espacios más abiertos y cómodos, y probablemente con estancias separadas para no mezclar los recursos de urgencia con los de estancias más prolongadas. Será tarea de Suero ver cómo encajar todo eso con Servicios Sociales.

Mientras tanto, y a falta de estadísticas que lo confirmen aún, desde el Albergue Covadonga empiezan a observar una tendencia consolidada al alza en el perfil de personas sin hogar cada vez más jóvenes. En muchos casos, son personas que salen de centros de menores en una situación vital complicada y que no logran encontrar un trabajo estable que les permita mantener una vivienda. “Es especialmente urgente abordar estos casos. A esas edades, si se limitan a venir de vez en cuando al albergue, pueden caer en picado”, reconoce la directora saliente, que aclara que, dentro de este grupo juvenil, lleva tiempo observando un aumento en el número de mujeres. No obstante, el perfil mayoritario de los usuarios sigue siendo en su mayoría hombres de entre 40 y 64 años.

Otro desafío que enfrentará Suero es cómo combatir el estigma asociado al sinhogarismo. Aunque la nueva responsable considera más bien que se trata de un problema de invisibilidad. El propio albergue es un buen ejemplo. “Es un edificio de ladrillo enorme al lado de la estación y todavía muchos gijoneses no saben ni que estamos aquí ni lo que hacemos”, asegura Avella. “Hay gente que incluso evita pasar cerca del edificio por miedo”, se lamenta Suero. La nueva directora, gijonesa nacida en 1980, ha viajado por medio mundo en trabajos de cooperación y durante años estuvo vinculada a Cruz Roja.

Déjanos tu comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.